Nunca segundas partes, salvo honrosas excepciones, fueron buenas.
Por eso, después de haber preparado la crónica, he decidido no publicarla y darle todos los honores y el mérito que se merece a la máxima experta mundial en caracoles.
En vuestra memoria queda lo bien que lo pasamos, pese a la lluvia; antes, durante y después de la carrera, yo por lo menos. Y aún mucho después de la misma. De hecho tardaré bastante en olvidarla.
Asi que aquél que pensaba relamerse con alguna historieta, tendrá que dejarlo para mejor ocasión. Ya os podeis ir secando la baba.
Sólo os diré que acabé con dolor de brazo... de menear caracoles en una olla con vinagre, quitándoles la susodicha. Eso sí, mereció la pena, estaban buenos los condenaos.
Aunque prefiero el jamón.
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