jueves, 25 de diciembre de 2008

crónica carrera Aranjuez (parte I)

El 21 de diciembre de 2008, amaneció la villa de Aranjuez con el cielo raso. El ambiente era gélido, los campos que rodean la ribera del Tajo aparecieron cubiertos con una manto de escarcha, que poco a poco y gracias al paulatino ascenso de las temperaturas, dieron paso a un día primaveral, infrecuente en esta época del año.

Hace 200 años, se congregaron en esta villa un numeroso grupo de personajes de baja estofa, que pagados por una parte de la nobleza y burguesía, protagonizaron un motín para derribar del gobierno al Primer Ministro Godoy, y lograr con ello que el Rey Carlos IV abdicara en favor de su hijo Fernando VII "el deseado".

Ahora, dos siglos después, otro grupo numeroso compuesto por 3500 personajes de todas las clases sociales, nos damos cita en dicha villa para protagonizar otro motín. No se trata esta vez de derrocar a un Rey, no se trata de cambiar un gobierno, es una lucha mucho más prosaica, más poética, es la lucha contra el tiempo y no me refiero contra la inexorabilidad de éste, batalla perdida de antemano, sino contra el tiempo conseguido por un ser humano en una carrera pedestre en un espacio prefijado de 10000 metros.

A esta lucha se presentó voluntario Don Roberto Agudo Palomar, con su camiseta de tirantes con los colores del club, con su pantalón corto, sus medias blancas hasta las rodillas cual Chema Martinez, y calzando sus voladoras japonesas. En su cabeza un único objetivo: bajar la barrera de los 39 minutos. Lo que no conocía Don Roberto era la confabulación en su contra del resto de participantes en esta gesta, ya que éstos trataron en todo momento de estorbarle, consiguiendo que Don Roberto tuviera que ir constantemente de izquierda a derecha de la calzada, esquivando al gentío. Lograron sus propósito parcialmente estos tunantes, pues al ecuador de la prueba su crono marcaba unos discretos 20 minutos, que hacían presagiar lo peor. Pero el tesón, la rabia, y sobre todo el orgullo de llevar puesta la camiseta del mejor club de la alcarria conquense, dieron alas a nuestro guerrero, que sobreponiendose a los elementos, paró el crono en 39.04 minutos. De no haber sido por estos malandrines vestidos con mallas y oliendo a reflex, estamos convencidos que nuestro gladiador cimburrio hubiera logrado su objetivo.... Continuará

1 comentario:

Victor dijo...

Pepe, vaya crak. Crónicas de esta enjundia deberían enseñarse en los masteres de periodismo. Ardo en deseos de leer la segunda parte. Intuyo por la hora de publicación que los efluvios enólicos y la inspiración colectiva de la familia Collada ayudaron a la confección de singular articulo. Sugerencia: añade fotitos para que el mundo del atletismo se deslumbre por la nunca bien ponderada labor de los gladiadores cimburrios