
Después de leer el libro he dicho……creo que ha estos chic@s, tengo que escribirles algo. No sólo ell@s tienen que deleitarnos con sus fantásticas crónicas, hay que reconocerles sus dotes atléticas y también su prosa de literatos.
Lo mismo valen para salir corriendo, que para entretenernos con sus historias, vividas durante sus batallas, por caminos, carreteras, calzadas en “una de romanos” y por pequeños pinares (Honrubia) que poniendo la fantasía que ell@s tienen se podría decir por bosques encantados y todo esto por el empeño de subirse al podium, al que tantas veces ha subido la única dama del equipo, a la que llaman la crack, icono, emperatriz y multitud de halagos, pero ¡cuidado! no por ser una chica, si no porque se lo merece, por su trayectoria en la categoría que defiende. Mimada, admirada y por supuesto orgullosos por llevar al club hasta tan alto puesto.
Todos junt@s hacen un buen equipo y esto sólo es el principio, como bien dicen ellos.
Esto va por tod@s a la que la tal “HIPOXIA” acompaña y sacan fuerzas para quitársela de encima, hidratados por las gotas de Solán de Cabras,” sudan la gota gorda” por defender la azul cimburria.
Ponéis tanto empeño y entusiasmo que no me queda más remedio que animaros a seguir así y haceros un pequeño homenaje con unas cuantas letras de mi humilde pluma, espero que os guste.
Va por vuestro equipo y en especial por Víctor alma mater de la organización del sábado 03/10/2009, que hizo que la “última carrera” fuera sobre ruedas.
Hay que ser muy bueno, o llevar la a azul cimburria.
Para levantarse cuando el sol aún no lo ha hecho.
Para abrir los ojos antes de abrir la ventana.
Para no quedarse pegado a las sábanas ni al último sueño.
Para responder al saludo de alguien, que te desea un gran
día, cuando para ti aún no ha acabado el anterior.
Para sonreír cuando aún no te has lavado los dientes.
Para apagar el despertador sin despertarse.
Para verter la leche sin derramarla.
Hay que ser muy bueno y llevar la azul cimburria, para hacer más de cien km. en coche y unos cuantos a pie, por una carrera que te provoca sudor, taquicardia...,
que cada día que la emprendes tienes que imaginártela con sensaciones nuevas, placer en la nuca, cosquillitas en la espalda.
Porque cada día es igual y diferente a la vez.
Una forma de desarrollar el día, que sólo se alcanza con dedicación y entrega.
Pensando que tu felicidad y bienestar depende de como queden los demás.
Que maravilloso cuando te faltan unos segundos para llegar a la meta y sientes el soplo del aliento de tu "compi" que te empuja hacia la gloria.
Como cuando encuentras unos brazos calidos al despertarte.