AVENTURAS, AVENTURAS, SON MUCHAS Y NOS QUEDAN MÁS…….

El sol había salido hacia rato. Cristales, ventanales, asientos y un grupo de amigos que partíamos en autocar, con entusiasmo para recorrer senderos de la Serranía Baja Conquense. A lo lejos, el pueblo, el cerro, mirándonos, sonriendo, riendo…. Las nubes rayadas desfilando en avance de hasta luego. En el horizonte se pintan los primeros rayos de sol entre neblina y arboles, entre brisa fresca y ausencias de lo que es un día sin odiosas tareas. Al menos recuerdos e ideas risueñas salen de su escondite y se muestran, tímidas, pero con la certeza de que mi sonrisa saldrá a su encuentro. El brillo de los primeros rayos cumple su papel de la claridad del día, ya naciente, ya de salida. No queda más que confiar en el tino del hombre del volante, que nos lleve por buen camino y que no se pierda con su constante intuición o afán de aventura, como si necesitara una señal de aprobación avanza con ritmo acelerado, pero veo que no aparece el camino verdadero, que no existe, que ya es muy tarde para buscar  excusas, y que lo que hay que hacer es avanzar y corregir sin parar.

No le voy a cantar la canción de “para ser conductor de primera”, pero  lo que si me gustaría decirle es  lo que podría hacer en la próxima excursión seria: hacer caso a nuestros guías, tenemos unos guías estupendos, no queremos cambios ni imprevistos, la aventura es nuestra no nos la cambie.

Al  final este viaje no fue en vano, pudimos sonreír y llegar  con buen fin a Enguídanos, y sobre todo volvimos a Pineda, para poder seguir el próximo año con nuevas salidas y aventuras que descubrir, juntándonos  todos para una nueva  “marcha”.